La dependencia emocional está muy mal vista en nuestra sociedad.
Nadie quiere ser un dependiente emocional, porque cuando pensamos en dependencia emocional, lo primero que nos viene a la cabeza es una persona... yo qué sé... pegajosa, personas que no pueden estar solas, personas que no terminan relaciones incluso que van mal.
Y esto en nuestra sociedad es todo lo contrario, ¿no?
En la sociedad del hombre y la mujer hechos a sí mismos, está muy mal visto; nosotros queremos gente autónoma, autosuficiente, independiente. Sin embargo, se nos olvida que somos la especie más social del planeta. Y esto es exactamente igual que decir que somos la especie más dependiente que hay en el planeta. Todo nuestro desarrollo ha sido social. Sé que ahora muchos estaréis diciendo, bueno.
.. los niños normal que sean dependientes, pero los adultos tenemos que ser independientes, eso es lo que pensaba la psicología hasta hace poco.
Nosotros pensábamos que el desarrollo era ir de la dependencia absoluta de la infancia a la independencia absoluta del adulto. Pero, ya sabemos que la gente últimamente no se independiza.
Realmente, lo que sabemos, es que si hubiese un adulto absolutamente independiente, esto sería una patología social y emocional. Sería un problema. Ya sea por la soledad de esa persona, o ya sea por la falta de empatía que lleva a esos problemas. Realmente, nosotros no progresamos de la dependencia a la independencia. Lo que ocurre es que cambiamos el tipo de dependencia.
Cuando somos pequeños, tenemos lo que llamamos, una dependencia vertical.
En la que hay una persona que cuida y otra que es cuidada.
Una persona que provee, y otra que recibe, que es lo que ocurre con los niños y los padres y a lo largo de nuestra vida la dependencia no desaparece, sino que vamos cambiando la capacidad hasta el punto de llegar a tener la capacidad de depender horizontalmente, unos de otros en el que ya uno cuida y otro recibe, pero también el que recibe cuida y ambos dan.
Esta sería la relación de dependencia ideal entre adultos: la interdependencia.
Ya sabéis que hay muchísimos adultos que no llegan aquí, ¿lo sabéis no? Algunos son vuestras parejas, pero bueno... deberían haber llegado aquí.
Hay personas que tienen dificultades en esta transición. Hay padres que son muy buenos padres con bebés muy dependientes, pero, sin embargo, cuando esos niños se vuelven adolescentes, y empiezan a reclamar autonomía, esto es un conflicto. Y después hay adultos que en sus relaciones de pareja, no buscan este tipo de relaciones siguen buscando estas. Siguen buscando a alguien que les cuide, o que les provea. O hay otras que están buscando a alguien a quien cuidar o alguien a quien salvar.
O, a veces, a alguien a quien dominar, ¿vale? Y estas no son relaciones sanas.
Las relaciones sanas de dependencia entre adultos son estas: las horizontales. ¿Qué hace falta para tener relaciones horizontales entre adultos?
Dos cosas.
Autonomía e intimidad.
Y ahora es la siguiente pregunta: ¿Cómo tenemos autonomía e intimidad?
La primera variable es la regulación emocional.
Regulación emocional es todo aquello que yo hago, para influir sobre mi estado de ánimo y mis emociones.
Tenemos los seres humanos, básicamente, dos grandes tipos de regulación emocional: La autorregulación y la corregulación.
Autorregulación es todo aquello que yo hago yo solo, para influir sobre mi estado de ánimo: salir a hacer deporte, hacer meditación, hacer relajación... Todo esto es autorregulación.
Corregulación es lo que yo hago con otra persona o con otras personas, para encontrarme mejor. Me dan una mala noticia, y llamo a alguien y hablando con esa persona me encuentro mejor.
Estas son las dos grandes formas. Vemos que hay personas que son muy buenas autorregulándose, pero muy malas corregulándose.
¿Qué ocurre con estas personas? Que cuando se encuentran mal o cuando hay un conflicto, tienden a aislarse, tienden a alejarse, porque necesitan autorregularse, antes de volver a contactar con los demás. Y también vemos que hay personas que les pasa al revés. Que son muy buenas corregulándose, pero muy malas autorregulándose.
¿Qué ocurre?
Cuando hay un conflicto o se encuentran mal, necesitan buscar al otro, buscar a gente.
Imaginaos que estos dos forman pareja. No tenéis que imaginar mucho, son muy frecuentes estas parejas. En la que hay un "auto" y un "co" y tienen un conflicto, ¿qué va a ocurrir? El "auto" va a intentar huir, y el "co" va a ir detrás del auto.
¿Qué ocurre? No se van a corregular. Se van a "codesregular" mutuamente.
Esta variable, la corregulación o la codesregulación, es el elemento central que distingue a las parejas que funcionan bien de las que funcionan mal. Ese es un problema porque la gente, en la medida en la que se codesregula.
se va alejando cada vez más, no se va acercando, se va sintiendo peor. Y la gente, cuando se codesregula, no resuelve los conflictos. Simplemente, ¿qué hace? Aparcarlos, ¿vale? Y lo que hace que una relación crezca es poder resolver conflictos.
Los conflictos no son el problema, el problema es cómo resolvemos esos conflictos.
Junto con la corregulación, otra variable muy importante es la seguridad relacional.
Que es cómo de seguro me siento cuando estoy solo, y cómo de seguro me siento cuando estoy con gente.
Entonces ya sabemos donde está la autonomía.
Si yo soy capaz de autorregularme y soy capaz de estar bien solo, tengo capacidad de autonomía.
Si yo soy capaz de corregularme y tengo capacidad de estar bien con los demás, tengo capacidad de intimidad.
Y esto es lo que necesitamos para poder mantener relaciones adultas sanas, horizontales, que hemos dicho, ¿no? Personas capaces de tener autonomía e intimidad. La noticia que os traigo es que esas personas creemos que existen.
No sabemos dónde están. Las estamos buscando, no os preocupéis. En cuanto demos con su paradero, os avisaremos. Si por casualidad; yo les llamo "los verdes". Ahí los tengo con un puntito verde.
Si por casualidad os encontráis con un "verde"... ¡Casaos! ¡Inmediatamente!
Y ahora viene lo mejor.
Es que no sé si es bueno en la cama. ¡Es bueno en la cama! Eso es lo peor.
Porque la mayor causante de las disfunciones sexuales, es la ansiedad interpersonal. ¡Y no tienen! Estos tíos, tías, no tienen. O sea, encima son buenos en la cama. ¡Casaos!
No lo penséis y tendréis un matrimonio tan feliz como... La Rana Gustavo y Peggy, que sabéis que les ha ido muy bien.
Pero bueno, como la mayoría no tenemos ese gran nivel de regulación, lo más probable es que os encontréis con gente con otros problemas.
Por ejemplo, personas más en este polo, en el polo de la corregulación, ¿vale? Son personas que se corregulaban, decíamos, que tenían más problemas para la autonomía. Por tanto, su miedo, ¿cuál es? Muchas veces son inconscientes sobre este miedo. Pero su miedo básico es ser abandonados.
Abandonados real o emocionalmente. Su miedo es que los dejen de querer. Estas personas están constantemente forzando por que los quieran. ¿Cómo? Cayendo bien, currándoselo un montón, siendo muy eficaces, siendo muy eficientes.
Creo que muchos os podréis reconocer en esto. Olvidándose de sus propias necesidades, fijándose en las necesidades de los demás. les cuesta mucho decir que no. Dicen que no dos veces, a la tercera dicen que sí, ¿vale? Entonces tenéis que insistir tres veces siempre.
Siempre digo que si vais a tener un equipo de trabajo, tenéis que tener, al menos, uno de este polo, a este polo lo llamamos "dependiente-sumiso". Tenéis que tener, al menos, un "dependiente-sumiso", que es el que hace las tareas que no quiere hacer nadie, ¿vale? -"Hay que ir a recoger a un amigo". - "Es que es el cumpleaños de mi hija". "Hay que ir a recoger".
Tres veces. "Bueno, yo voy". Y deja a la hija.
Entonces en equipo de trabajo están muy bien. Suelen quemarse a los 4 o 5 años.
Hay que echarlos y poner a otro, ahí ya no hay arreglo. Tenedlo previsto. Poniéndonos un poco serios, este tipo de personas son personas que están en un riesgo, de caer en relaciones abusivas y si caen es más fácil, que no las dejen a que las dejen.
¿Y con estos qué hacemos? Con los verdes os tenéis que casar, decía:
Pues depende... Si vuestra pareja es un poquito cuidadora, agradadora, ¡fenomenal! ¡Fenomenal, eh!
Os va a tener como un rey, o como una reina, a esos seguid con ellos. Son un poco coñazo, cada mes y medio, cada dos meses, te dicen que no les quieres lo suficiente, se sienten mal cuando ellos te han hecho el súper regalo, y tú no te has acordado de su cumpleaños...
Son pequeñas cosas, que, si tenéis mano izquierda, las vais resolviendo.
Si son "muy" dependientes, "muy" del polo sumiso, no.
Porque una cosa es que tú salgas con tus colegas una noche y a la 1 recibas un mensaje que te diga:
"Pásatelo muy bien con tus amigos, cariño. Te quiero", y otro a las 3. Que está bien..
. Y otra, ¡es que recibas 15!
Si es vuestra pareja, si tenéis niños, ya le habéis cogido cariño, ¡Nada! Ya seguís... pero, si no.
.. Hay mucha gente en el mundo, ¿eh? ¡Mirad! Y veréis.
También os puede tocar alguien del polo contrario.
Si este es del polo dependiente, este es del polo contradependiente o evitativo. Estos tienen miedo a la autonomía, estos tienen miedo a la intimidad. Si su miedo era ser abandonados, el miedo de ellos es ser invadidos. Perder su individualidad, perder esa autonomía que atesoran.
¿A qué se dedican entonces? A alejarse, a distanciarse. A poner espacio con los demás, necesitan mucho más espacio que los demás.
No solo con los demás, también necesitan espacio consigo mismos. Ellos no lo saben, pero no notan bien sus emociones,
¿vale?
Ellos creen que sienten menos que los demás. O creen que el resto del mundo estamos locos y tenemos muchas emociones. Pero realmente ellos sienten menos emociones de las normales.
Lo siento por los que lo estéis descubriendo hoy.
Algunos además casi que no sienten incluso físicamente.
Muchos están desconectados físicamente. Son, normalmente, los que bailan fatal. Se suelen dedicar a la informática con cierta frecuencia.
. Hay maneras de reconocerlos sencillas.
Están tan distanciados de sus sentimientos, que os podéis poner delante de uno y decirle:
"¡Oye! ¿Cómo te sientes? Vamos a hablar de tus sentimientos".
Y normalmente se quedan paralizados. Pestañean unas tres veces y dicen: "¿eh?
" Evitativo. No hay duda.
Hay manifiestos evitativos que se les ve. Llevas tres años con esta persona. Nunca has conocido a nadie de su familia.
Nunca ha conocido a tus amigos. ¡Vamos! Si no te has dado cuenta de que es evitativo, ¡ya no sé qué le hace falta! Estos son los manifiestos, pero también los hay emocionales que son gente que aparentemente, se relacionan muy bien, pero realmente no intima.
Por un misterio de la naturaleza, que no sé todavía, a ver si alguien hace una tesis doctoral, en todas las familias hay un cuñado evitativo emocional.
No sabemos por qué. Es este personaje que os encontráis en las comidas navideñas, en las barbacoas...Habláis con él, y dice: "¿Qué tal?
Muy bien, muy bien". "¡Ah! ¿Qué tal? Todo muy bien, muy bien, muy bien". Pero no conecta.
No sé si conocéis a alguno de estos, ¿no? Evitativo emocional.
Pero la intimidad le cuesta horrores, La autoestima de ellos dependiera de los demás.
Estos son menos dependientes de la opinión de los demás.
Si ellos se sienten que no reciben cuanto dan, estos sienten muchas veces demasiada demanda,
Como que los demás les piden mucho, les piden mucha vinculación afectiva. Y también se sienten culpables por sentir que no están a la altura del amor que reciben. O que ellos no quieren tanto como los demás.
Y el tercer gran bloque, el que no tiene tanto que ver con la regulación sino con la seguridad relacional, es el bloque que llamamos dominante. Si aquellos eran sumisos dependientes, estos son contradependientes.
Si los dependientes de lo que tienen miedo es de ser abandonados, los dominantes no es que tengan miedo de ser abandonados, es como si tuviesen, nuevamente, inconscientemente, en el fondo, la convicción de que si las personas los conocen de verdad, los van a abandonar.
Es como que tienen tal baja valía, que están convencidos de que van a ser abandonados. O, a veces, la convicción a la que han llegado a lo largo de su vida, es que no se pueden fiar de los demás. Que los demás te van a acabar traicionando. Entonces, cuando tú eres así, ¿cómo puedes entablar una relación?
Desde el control. Es la única forma que tienen.
Hay alguno incluso más sutil, y hay algunos que llamamos: la dependencia inversa. que lo que hacen es cuidar, pero cuidar tanto, que te hacen totalmente dependientes de ese cuidado. Son cuidadores-castradores. Gente que te está envolviendo totalmente Hay un libro de Stephen King, "Misery". Hay una película también, que retrata muy exagerado un poco este tipo de patrón.
¿Qué pasa cuándo estáis con cualquiera de estos bloques? Ya veis que ninguno de ellos mantienen relaciones horizontales, ¿Qué pasa con estas personas cuando se encuentran a los verdes? Que hay muy pocos, pero algunos se encuentran.
"Difícilmente forman relación"
Los verdes se vuelven racistas, están entre ellos, no entienden a los otros. Pero los otros tampoco entienden a los verdes, ¿vale? ¿Qué otros grupos encajarían? Por ejemplo, si tenemos de aquel polo, dos agradadores cuidadores, ¿formarán pareja? Los dos intentando agradar, los dos intentando cuidar. Ninguno siendo capaz de recibir cuidado. Eso no va a ningún sitio. Eso termina.
¿Dos evitativos?
Si se saludan en la calle, ya... nos damos con un canto en los dientes ¿Cómo van a formar pareja? Pero imaginaos todo lo contrario: Un agradador-cuidador con un evitativo.
El agradador-cuidador no puede evitarlo, quiere salvar al evitativo de su tristeza. No puede, ese ser desvalido, que habla poco y agacha los ojos. Fijaos que bien encajan: El Coyote y Correcaminos, ¿no? Lo mismo pasa con los dominantes y los más sumisos, ¿no? Los dominantes con dominantes es muy difícil que encajen.
Pero dominantes con sumisos encajan perfectamente bien también. Por eso vemos tantas parejas de ese bloque.
Ahí entran, no en un equilibrio conflictivo, sino en una escalada conflictiva. Por eso habéis visto que los dominantes tienen las luces rojas, o sea, los focos rojos. Son con los que no tenéis que formar pareja.
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