Durante estos días un montón de bebés y de niños pequeños empezarán a ir por primera vez a la guardería. Empiezan unos días delicados, tanto para mayores como para pequeños, porque implican un cambio muy grande para todos, sobre todo para los peques. En esta blog os voy a dar algunas estrategias que podéis utilizar para que vuestros hijos se adapten lo mejor posible a esta nueva etapa.
¿Cuáles? ¡Vamos a verlas!
Hoy vamos a hablar de la adaptación a la guarde, y lo primero que me gustaría que hicierais es ir con cuidado con la culpa: ya habéis tomado la decisión que consideráis que es la mejor en vuestro caso, seguro que habéis valorado un montón de opciones y hasta habréis hecho malabarismos para retrasar al máximo este momento. Pero si ya ha llegado el momento y tiene que ir, no hay lugar para la culpa. Ante todo, tranquilidad: no le estáis llevando al matadero. Vale que da pena, pero no nos pasemos, no seáis tan duros con vosotros mismos… Algo que va a influir en la adaptación va a ser la edad con la que se empieza, y es que no es lo mismo la adaptación al cole que a la guarde, ni tampoco empezar la guarde con 4 meses, con un año o con dos.
Pese a que por lo general es mejor retrasar al máximo la incorporación a la guarde (si es posible, al menos hasta dos años), es verdad que con cuatro meses se van a adaptar “mejor” que con un año, más que nada porque la ansiedad de separación y el miedo a los extraños todavía no han aparecido y se dejan consolar mejor por desconocidos.
Y con dos o tres años también será un poco más fácil (o menos difícil) que con uno, ya que tienen un poco más de comprensión de la situación, y eso también ayuda. Un punto importante, y del que no se suele hablar mucho, es el de la confianza. Confía en tu hijo. Tu hijo será capaz de adaptarse.
Si confías en él, todo será más fácil.
Pero si le ves como un ser débil e incapaz de hacer frente a los desafíos, te va a costar mucho más “soltar cuerda” y transmitirle la confianza que necesita. Si tú no confías en él, él lo tendrá más difícil para confiar en sí mismo. Por esto, es mejor enfocar este cambio no como que “se acabó lo bueno”, sino como una oportunidad para crecer; es verdad que se acaban algunas cosas, pero también que a lo largo de los próximos meses aprenderá a desarrollar habilidades que hasta ahora no había necesitado.
Va a desenvolverse en un contexto diferente en que él o ella que no es el protagonista, en el que aprenderá a compartir espacio con otros niños que quieren los mismos recursos en el mismo momento, aprenderá a vincularse emocionalmente con otras figuras distintas a las del ámbito familiar, etc.
Es su “salto al mundo”, es un paso más en el desarrollo de su autonomía.
Y es que nuestra actitud como padres es muy importante durante este periodo, porque los peques van a mostrar una actitud u otra en función de la que vean que tenemos nosotros.
Si cada vez que hablamos del tema o les llevamos lo hacemos con cara de circunstancias, con angustia, con un montón de intensidad emocional… ¿cómo les podemos pedir luego que estén tranquilos y confíen? Tenemos que procurar hablar en términos positivos de la escuela y de lo que se hace allí, porque si no confiamos nosotros en el centro, y si a él no le llega esa confianza, desarrollará una actitud negativa y le costará más adaptarse.
Y es que por mucho que os hayáis esforzado en elegir el mejor centro al que podáis llevar a vuestro hijo, van a haber cosas que no os gusten; es complicado que todo nos encaje, el proceso de adaptación, el centro, los profes, las normas, los horarios, la comida, etc. Van a haber discrepancias, pero cuidado en transmitir eso al peque.
Mejor hablar de estos asuntos en privado para no condicionar su actitud. ¿Y cuál es la mejor forma de hacer la adaptación? Pues como en todo, hay extremos; hay centros donde directamente apenas se contempla este periodo de adaptación, al menos en compañía de los padres, donde sueltas al niño y cuando se gira te animan a que te vayas rapidito (o te medio obligan a que lo hagas).
Luego también hay centros en los que los niños están “en periodo de adaptación” casi medio curso con los padres por ahí danzando… Pero como en todo, una cosa intermedia sería lo más recomendable; os voy a contar algunas medidas que podéis poner en práctica:
- Desde un par de semanas antes hay que ir adaptando los horarios a los que tendrá cuando empiece a ir a la guarde. Si ese día es el primero que tiene que “madrugar”, le costará más.
Además, llegado el día, tomároslo con suficiente tiempo, ya que las prisas no suelen ayudar mucho…
- Ayudadle a anticipar la situación, contándole qué va a pasar y qué se va a encontrar.
Para esto ayuda que le llevemos a que vea la escuela, que pueda pasar algo de tiempo allí (por ejemplo, que nos acompañe a hacer la matrícula y que se quede un rato jugando), que le leamos algún cuento relacionado con el inicio de la guarde, etc.
- A la hora de llevarle y recogerle es mejor que lo hagan sus propios padres, no abuelos ni cuidadores, y sobre todo, dejadle despierto y despedíos, nada de llevarle dormido en el carro y que se despierte cuando nos hayamos ido. Si es necesario pedir favores o permisos durante estas semanas para llevarle, merece la pena el esfuerzo, ya que esto le va a dar más seguridad y confianza al peque.
- La despedida, corta y sin mentiras, sin escabullirte.
Por muy suave que sea el proceso, habrá un momento en el que te tengas que ir y tu hijo no quiera que te vayas: en contra de lo que muchas veces se recomienda, NO huyas sin despedirte.
No le mientas, pero tampoco alargues más de lo necesario ese momento. Probablemente al cabo de un rato estará jugando con sus amigos, o distraído con otra cosa. Que sí, que preferiría estar contigo, pero está rodeado de un montón de niños de su edad, de profesionales formados, motivados y con experiencia, en un entorno adaptado a sus necesidades, etc.
Aquí os recuerdo lo que decía antes de la confianza, tanto en vuestro hijo como en el centro que habéis elegido.
- Es bueno que el peque pueda llevar algún juguete o peluche que le guste especialmente y le ayude a sentirse seguro.
- Al salir de la guarde es importante dedicarle todo el tiempo y atención que nos sea posible, siendo tolerantes también con los altibajos emocionales que puede tener. Por muy bien que lo hagamos, es normal que durante esta temporada tenga más rabietas, esté más irritable, duerma o coma algo peor etc.
Tened paciencia.
Hemos hablado todo el rato de la adaptación a la guarde o escuela infantil, pero,
¿Y la adaptación al cole?
Pues suele ser menos complicada porque los niños ya son un poco más mayores. Que hayan ido a la guarde no tiene por qué necesariamente asegurar una adaptación rápida, pero por lo general suele ser así, especialmente cuando además coinciden otros compañeros con los que ya iba previamente el niño. También hay adaptaciones súper sencillas en niños que no han pisado una guarde, y adaptaciones complicadas en los que sí.
Aunque en los colegios hay menos margen, especialmente en los públicos, en los que la adaptación ya queda reducida muchas veces a una entrada escalonada de los niños, las recomendaciones generales que decíamos antes se mantienen: buena actitud, ser positivos, no alargar demasiado, no mentir, y, sobre todo, confianza, tanto en vuestro hijo como en el centro.
Y hasta aquí, otro blog de psicología,
Psicoterapeuta MCCPSICO: Marcos Cabezas
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